Namasté, Mamis! ¿Cómo estáis?

Esta semana he tenido momentos donde, energéticamente, me he encontrado muy baja. Entonces, a la mínima empezaba con el rollo mental de: “¡Oh, qué triste que estoy!” o el “¡Oh, qué mala es la vida”, corría a hacer LO QUE FUERA para subir mi energía. Me he puesto a meditar a sacoooo, a escuchar las mujeres que me motivan y os mencioné en mi anterior post, he escuchado música para que mis chacras se alineasen, he hecho respiraciones conscientes y todo lo que he podido para estar con una energía más abundante. Pero me ha costado. He visto como a los cinco, diez, minutos o como a la media hora de meditar:

KATABRUM!

Mal rollazo que se apoderaba de mi otra vez. Pero ¿sabéis qué, mamis?

Esta semana también me he sentido muy pero que muy orgullosa de mi. Y este orgullo hacía que todas mis sombras se iluminasen. Sentí como la semana sería importante en mi caminada de la maternidad. Todo ello porque he sido capaz de hablarle a mis sombras. He observado mis pensamientos más oscuros, las imágenes más terribles que mi mente ha ido creando y le he ido diciendo: “ Ok Mente! Gracias por intentar protegerme, pero no. Ya no quiero tener miedo. Voy a cambiar todo esto que me enseñas. Yo no soy mis pensamientos; de hecho, empiezo a saber quién soy y no tiene nada que ver con eso. ¡Ven! Únete a mi y construyamos juntitas una vida guai para las dos, ¿Qué te parece?

Os digo ¿qué le pareció?

Bueno… a ratos, mi mente se ha callado y me ha dado la razón. ‘Quién calla, consiente’. Y a ratos, la tía me ha metido cada patada que ni en la final de la ‘Champions’… No sé si reírme o llorar. Era cada hostia, ¡qué telita!

Habrá que seguir trabajando mi mente y todos sus laberintos para que no me pille desprevenida y no me haga sentir que yo soy mi ego.  

Ésta sensación de confusión con algo de tristeza, me ha hecho recordar los días posteriores a ser mami; mi post-parto inmediato. Yo no sé como fue vuestro puerperio, queridas; pero el mío fue un FESTIVAL DEL TERROR de las hormonas. Casi me vuelvo loquísima. Aquella sensación de decir: ¿Qué me está pasando? Tengo mi bebé saludable en brazos, tuve el mejor parto que hubiera imaginado; y aquí estoy yo… llorando por los rincones, como si se me fuera la vida. Abrumada con mi realidad. No sé qué tengo que hacer, ni sé cómo hacer nada. Caminaba por la casa con el alma en pena.

Nos venían las visitas  y me veían bien porque mi recuperación física fue muy, muy, muy buena. Horas después del parto yo ya podía ponerme a caminar rápido por todo el pueblo, pero por dentro yo no estaba bien.

A ver. Nadie me explicó la que me caería encima.

Yo leí muchísimo sobre partos y también sobre el post-parto y puerperio, pero no me imaginaba aquello que viví! Por todo lo que me había informado, me daba respeto el puerperio… Vivirlo fue la confirmación de que no era exagerado, en mi caso, temerlo.


Valentí, nuestro gato Petit Lleó y yo

Tuve un parto en casa precioso, con una enfermera maravillosa y mi atento y dispuesto marido. Creo que, el hecho de que fuera todo tan genial, hizo aún más contraste con el después.

Durante mi puerperio, me sentí sola, abandonada y pérdida. Yo vivo en Ripoll, donde no tengo casi amigos, ni contactos, ni familia de sangre. Esto me pasó mucha factura. Cuando dicen que se necesita una tribu para criar a un niño, NO MIENTEN. Para empezar este proceso de ser madre, me parece muy importante tener apoyo. Y las mamis sabemos qué tipo de apoyo: Un apoyo respetuoso, que respete que tu y tu/s bebé/s necesitáis estar juntos. Necesitamos que nos limpien la casa, que nos cocinen, y que sí; que nos cojan a nuestros bebés para que podamos comer y ducharnos, pero no para “criarlxs”. Suena exagerado, pero esta era la sensación que yo tenía; de leona protectora de su cría. Tuve muy poca ayuda, pero cuando la tenía, estaba muy a la defensiva; mirando que a mi bebé no le pasara nada. Y lo sé! Ya veía que sus abuelas no le harían nada ‘malo’ a su nietxs, pero queridas: El instinto me podía. Yo era un animal mamífero en mi puerperio. Me acababa de romper para recibir a mi hijo en este mundo y no atendía a razones.  Con el tiempo esto pasa, pero necesitamos que se nos respete, que se nos entienda y se nos acoja. A muchas, nos parecerá genial que cojan a nuestros bebés, a otras, no tanto…

Mi madre y Valentí

Mi marido tuvo que ponerse a trabajar des de casa a los dos días de nacer nuestro hijo; y a la semana ya volvía a la oficina. Le fue imposible no ir y el pobre se mataba para hacer menos horas y cuidarnos todo lo que pudo… Estoy segura que os podéis imaginar que sentí como mami primeriza, estando sola en un pueblo que no era el mío, sin casi nadie que me ayudara y en pleno puerperio….

Creo que la sociedad no entiende que las mamis también somos recién nacidas, como nuestros bebés. Nos cuesta como sociedad respetar la vida, respetar que mamis y bebés necesitamos ser acompañadxs y que sí, los papis nos son MUY NECESARIOS. Toda la estructura está concebida por y para el capitalismo, y esto dificulta la parte humana. Hay papis que pueden coger la baja (¡Aleluya, mamis!), pero aún hay papis que no pueden estarse estos días tan vitales con nosotras y nuestrxs bebés. Me alegro de que gente como las ‘Malamadres’, ‘El parto es nuestro’, ‘Dona Llum’,  entre otras, defiendan el punto de vista de mamis, nuestras crías y a los papis.

Valentí, mi marido y yo

Algún día, os haré algún post sobre lo que pienso de los partos y de cómo fue el mío y por qué optamos por hacerlo en casa; así como también os hablaré de qué opino de ‘Malamadres’ y de otras personas/entidades que nos dan apoyo como mamis, mujeres, autónomas, etc.

Volviendo a mi momento puerperio, os confirmo que el ‘baby-blues’ me dio mucho miedo. Pensé que caería en una depresión… de verdad que no veía salida. Ahí fue cuando mi maravillosa psicóloga me ayudó de lo lindo. Se llama Elisenda Pascual Martí, de ‘Acompanyament Familiar’. Yo y mi pareja llevamos un año yendo a su consulta. En una consulta de pareja me vio muy afectada, y me propuso una consulta particular; y chicas: Me ayudó muchísimo.


Valentí, que tenía menos de un día de vida, y yo

Otro tema para un post es la psicología en el embarazo y en la maternidad. Me parece súper importante este tipo de apoyo.

Os comparto unas palabras que escribí en mi puerperio:

Estic trista i destrossada.

El meu bebè compleix 3 setmanes avui.

Tinc els pits adolorits, amb punxades.

Estic trista i destruïda.

Destrossada.

Desconstruïda.

M’agrada l’olor que faig. A llet agria.  A bebè. Faig l’olor que glopeja el meu bebè cada vegada que pren massa llet; cada vegada que l’alimento amb  por de que es quedi amb gana; perquè no el se calmar d’un altra forma. A estones, sembla que no el sé estimar d’un altra manera.

Estic trista.

Ell plora i jo li canvio el bolquer. Li canvio i fico crema de bolquers. I  li torno a netejar i mes crema de bolquers. Encara no se li ha caigut el cordó del melic.

Estic cansada.

Corro al lavabo. Ràpid. Em rento les mans a la pica de la cuina. Amb fairy. Poso la ‘muselina’ al sofà, per no tacar la tela del sofà de llet, de llet agre de glopades de bebès. Aquestes glopades que fan la mateixa olor que jo… això és l’única cosa que em fa feliç…

Trista i destrossada.

Tinc els pits adolorits i amb punxades.

Em salva l’olor agre de llet que glopeja el meu saludable i preciós bebè. Salvada per  l’olor agre que fem tots dos… Que faig.

Que fa el meu fill.

Estoy triste y destrozada.

Mi bebé cumple 3 semanas hoy.

Tengo los pechos doloridos, noto punzadas.

Estoy triste y destruida.

Destrozada.

Desconstruida.

Me gusta mi olor. Olor a leche agria. A bebé. Tengo el olor que regurgita mi bebé cada vez que bebe mucha leche; cada vez que le alimento con miedo de que se quede con hambre; porque no le sé calmar de otra forma. A veces, parece que no le sé querer de otra manera.

Estoy triste.

Él llora y yo le cambio el pañal. Le cambio y le pongo crema de pañales. Y le vuelvo a cambiar y más crema de pañales. Aún no se le ha caído el cordón umbilical.

Estoy cansada.

Corro al lavabo. Rápido. Me lavo las manos en la pica de la cocina. Con fairy. Pongo la muselina sobre el sofá, para no manchar el sofá de leche, de leche agria de regurgitación de bebés. Éstas que tienen el mismo olor que yo… esto es la única cosa que me hace feliz…

Triste i destrozada.

Tengo los pechos doloridos y noto punzadas.

Me salva el olor a leche agria que regurgita mi saludable y precioso bebé. Salvada por el olor a agrio que tenemos los dos… Que tengo.

Que tiene mi hijo.


Fotografía Víctor Arbelo, amigo, padrino de Valentí y artistazo de mi corazón.
Share This