Hola a tod@s!!

Primero de todo espero no aburriros ni enseñaros nada con este post; es el primer post que hago en colaboración en el blog de la súper mami Veri .

Creo que este post vendría a ser como DIARIO DE UNA MAMÁ TRABAJADORA , ya que en diferentes ocasiones las conversaciones con Veri entre pañales, sueño, alimentación y sentimientos , por mi parte se añadía la parte laboral fuera de casa. Ella siempre me suelta que qué valiente soy, que no sabe cómo me lo monto (yo tampoco) pero como siempre le digo: Lo mío es un trabajo por cuenta ajena retribuido y fuera de casa; el de ella es un trabajo por su cuenta no retribuido dentro de casa. ¿Admiración? Recíproca. ¿Trabajo? En el mismo nivel.

Pero vamos hablar un poco de la conciliación familiar.

Como todos sabemos vivimos en un País que compensa a los padres/ madres por el nacimiento de un hij@  con un permiso retribuido de 16 semanas a uno de los progenitores, y ahora, con 8 semanas al otro. Sí amig@s, cuando nuestro bebé no tiene ni 4 meses nos dicen que tenemos que incorporarnos al trabajo. Entonces ¿cómo se nos queda el cuerpo y la mente? Yo, sin ayuda en la ciudad donde vivo con mi marido, con una jornada de 40 horas semanales y el horario que venía haciendo hasta el momento de jornada partida, de 9 a 14 y de 16 a 19h.

 ¿Qué hago? ¿Qué posibilidades me ofrece la empresa? ¿Me compensará económicamente? ¿Me puedo permitir una excedencia? Esas y otras preguntas que se nos plantean ya durante el embarazo, pero cuando vemos que se está terminando ese permiso retribuido, ya visualizamos la fecha de incorporación, en ese momento es cuando nos sentimos perdidas.

En mi caso me cogí el permiso de lactancia compactada que se trata de 15 días laborables de permiso y las vacaciones del año. Casi todas, pero claro, tenía que dejar días de margen por lo que pudiera pasar. Con esto conseguí alargar el estar con mi bebé un mes y medio más. En mi caso, con los gastos de hipoteca y demás no podía adherirme a una excedencia (permiso no retribuido).  Y entonces, con un horario de 9 a 19h ¿cuándo iba a ver a mi bebé?

¿Una hora al día?

Para nada me imaginaba una maternidad con estas condiciones. Mi marido había cambiado de empresa y trabajaba de 8 a 18h. No tenemos ayuda de nadie tampoco. Entonces solicité una reducción de jornada y también una compactación horaria: Una jornada de 34 horas semanales y trabajando de lunes a viernes de 8 a 15h. Como consecuencia tuve un impacto económico en mi nomina, pero era la única solución para estar con mi hijo.

En esta vida hay que valorar y compensar lo que más te importa.

En ese caso, lógicamente, aposté por el cuidado y tiempo con mi hijo.

Así que ya tenía la fecha en el calendario; mi peque con 5 meses y empezando en la escuela pre-infantil denominada como guardería. Una semana de adaptación de la madre y el peque ya que nunca,

NUNCA

 nos habíamos separado más de 1 hora

y 3, 2, 1,

empezamos.   

Si mi vida ya era un caos gran parte de los días ¡¿qué sería ahora trabajando fuera de casa?! Si no tenía horarios antes, porque ya se sabe que con un bebé no puedes marcar horarios, ¿qué tenía que hacer?  ¿Una rutina? ¿Qué era eso? Pues amig@s, no nos queda otra que adaptarnos a lo que hay.

6 de la mañana suena el despertador. Olvídate del placer de los 5 minutos más, desaparece. Se trata de ir a contrarreloj. Con suerte el peque seguirá durmiendo para que así los papis podamos tener nuestro momento para duchas, desayunos, preparar las cosas para llevarnos a nuestros trabajos y por supuesto:  Poner lavadora y sacar lavaplatos. Despertamos al peque si no se ha despertado antes (si se despierta solo, pues te tragas el desayuno, te pasas agua por encima y no sabes ni si te has puesto los calcetines iguales) y venga, vestir, desayuno, higiene, preparación y para la “guarde” y cada uno a sus trabajos.

Me hace gracia porque antes yo llegaba 20 minutos antes al trabajo, me tomaba el café y entraba tranquilamente. ¿Ahora? Jajajaja ¡Corriendo para fichar a tiempo! Y esa sonrisilla que se me queda si ficho unos minutos antes de mi hora…

Salgo del trabajo, de nuevo pongo la 5a y corriendo a buscar al peque a la “guarde” (por suerte puedo ir andando al trabajo). Que recompensa más grande la mía verlo allí riendo/llorando, emocionado de ver a su mami y cogerle dándole mil besos.

Y venga, vamos para casa que aquí empieza mi segunda jornada laboral.

Sí, soy pluriempleada.

Biberones, meriendas, pañales, compras, médicos, recados, limpieza, orden…

Creo que esas tres últimas han quedado precisamente en esa posición porque son las que muchas veces no se pueden llevar a cabo

¿¿I QUÉ??

Mis domingos por la tarde se han convertido en hacer comidas para la semana. Y luego en el trabajo me dicen, ¿otra vez comiendo esto? ¡Pues sí! Porqué un plato me lo hago quizás para dos o tres días de la semana; no tengo tiempo para hacerme un menú diario.

Un día vas a la compra y cuando llegas a casa te has dejado la mitad de cosas por comprar. Si estás de humor, volverás a ir, si no: Lo dejas para otro día o le envías un mensaje al papi que pase él. La ropa lleva todo el día dentro la lavadora. Ah, ¿pero estaba allí? Ni me acordaba…

¿¿I QUÉ??

No planchamos; plegamos. ¿Limpiar? ¡Vamos haciendo cómo podemos y cuando podemos!  Otra cosa es el orden… Cuando acabamos de cenar y tenemos ese momento de sentarnos en el sofá, aunque sean unos minutos, pero es cuando decimos: Fin de la jornada. Y luego miramos alrededor y vemos cómo está todo: El comedor lleno de juguetes desordenados, la cocina a medio hacer… y piensas:

No, ahora no.  

Y quizás un día tenemos esa media horita libre y nos decimos ¿Qué hago? Pues me lio a hacer un pan de plátano o cualquier otra cosa y luego pienso… ¿Por qué me lío así si podría estar descansando un ratito? Creo que al hacernos madres, nuestro cuerpo se nos cambia con una resistencia nunca vista J

¿Qué hemos pasado una mala noche? No hay escusas que valgan. Cada día suena el despertador para todos, si tú también bebé, que ahora estás durmiendo como un angelito cuando a las 3 de la madrugada nos estabas dando la noche…  

Tienes que adaptar tu ritmo de vida a la del peque también. Mis vacaciones las selecciono junto con el calendario escolar que me entregan o por los días que pueda estar enfermo.

En fin, creo que no existe un prototipo de padre/madre, cada uno afronta como puede la vida laboral con la maternidad/paternidad.

No somos perfectos, somos humanos.

Si tenéis ayuda, perfecto; y  si no; todo sale, y si no sale hoy pues no te preocupes: Saldrá mañana.  Lo que necesita mi hijo cuando sale de la guardería es ESTAR CON SU MAMI y eso sí os quiero transmitir:

Esos momentos nadie nos los devolverá.

Espero algún día vivir en un país donde exista una conciliación familiar, pero hoy en día no existe y la tienes que buscar tú. No te arrepientas de perder esos momentos, ya que son únicos y por muchos días que te olvidas de las cosas, que no sabes ni en qué día estamos o qué tenías que hacer; siempre sale el sol.

Francesco Tonucci dijo: “ Todos los aprendizajes más importantes de la vida se hacen jugando” , así que, juega , ríe , llora con tu hij@.

Muchas gracias Veri por dejarme compartir mi vida de mami trabajadora fuera de casa como una experiencia que necesita de visibilidad.

Porque te explican cómo cuidarte en el embarazo, cómo prepararte para un parto, cómo hacer las primeras curas de tu bebé,

 pero a partir de aquí es

VUESTRA AVENTURA.

Share This