¡Madre mía! Llevo una semanita que ¡MA-DRE-MÍ-A!

Ya sabemos todas que la maternidad no es para nada algo ligerito como el vermut de los domingos con los amigotes; tampoco es un brunchpara ir abriendo boca. No, que va. La maternidad llega como un huracán preparado para removerte las tripas hasta vomitar. Literalmente. Yo no llegué a vomitar, pero tengo una amiga que vomitaba hasta sangre cuando estaba embarazada. Heavy

Pero volviendo a esta semana. He tenido mil temas para decidir de que hablaros en el post: discusión de pareja; sesión con la psicóloga; un día que me sentí la persona más zen del universo; salida con la familia; bebe que debe estar en algún salto de desarrollo mental + sumando más etapas del sueño y yo durmiendo a ratos; bebe que se sigue desarrollando a toda pastilla con el movimiento y el juego libre, y… ¡tachaaaaaaaan! 

¡Mi primer domingo sin cuidar a mi bebe! Y aquí estoy yo: Escribiéndoos. 

Cuando me he despertado, al lado de Valentí, mi bebé de casi siete meses; he visto un whatsapp de mi marido que decía: “Avisadme cuando os despertéis. Hoy cuido yo a Valentí; tienes el día libre.” OMGGGGGGGGod. Aquí es cuando he decidido que ya estaba bien de procrastinar y que empezaba ya el blog. Claro que no puedo prometer actualizarlo cada semana, ni puedo prometer absolutamente nada de nada ahora mismo porqué mi tiempo es de Valentí, como bien sabéis, mamis chulas mías; pero iré viniendo por aquí! 

¡Ah, internet! La grandiosa de la vida ‘mamil’ del siglo XXI. 

Me he levantado, he empezado a ordenar y limpiar cosas que parecen absurdas, como por ejemplo, toda la mierda que había en los productos encima de la lavadora mientras ponía una lavadora y una secadora. He podido tender una manta que llevaba dos días lavada y mojada dentro de la lavadora, y como hacía sol, me ha dado igual todo. Antes me hubiera puesto en plan quisquillosa, pensando que la manta estaría llena de bacterias por haber estado tanto tiempo mojada… Me muero de la risa, mamis. Es que antes yo ya pensaba que la ropa estaba fatal si había pasado unas pocas horas dentro de la lavadora sin secarse apropiadamente. Exigencia y perfeccionismo son aspectos míos que estoy trabajando muchísimo. Os iré explicando, pero es que si no me lo trabajo, me pondré enferma de tanto machacarme el coco intentando llegar a no se sabe cual estado de perfección en la Tierra. A veces me miro y me pregunto en que tipo de realidad paralela me estoy espejando para intentar vivir la vida. ¡De verdad! Es como si me hubiera tragado todas las películas de princesa y hadas y de vidas perfectas que existen en el mundo, a lo “La Naranja Mecánica”, ¿sabéis? Y me pillo intentando reproducir un estilo de vida que nunca he vivido, ni he visto en la vida real. ¿Os pasa? ¿Os sentís empujadas a intentar tener una vida perfecta de familia recién formada, dónde todo huele a sándalo, la comida es bonita y nutritiva, todo está impoluto y vuestrxs hijxs son felices y casi comen perdices? Unas perdices preciosas y hechas al horno con vegetales ultra-nutritivos. 

¡Vaya ida de olla! 

Así me veo des de que soy madre: Me doy cuenta de cómo se me va de las manos mi manera de idealizar la vida. La maternidad me hace ver las cosas con más perspectiva; tengo la necesidad de mirar y remirar las cosas, de integrarlas, de hacerlas mas ligeras, menos complicadas; que no complejas; para poder aliviar y regalar herramientas a mi Valentí. De ahí que hoy, entre ordenar y limpiar, me he puesto a estudiar un poquito. 

Feedback: Des de que soy madre que medito! Si, hijas, sí. Medito. Yo que era puro fuego, la típica que te mete dos mocos y te chilla un poco más por si las cosas no te quedaban claras… Quizás no tan exagerado, pero con mucho carácter, ¡sí! Y que lo diga mi madre, mis hermanos, mis amigos más íntimos y mi marido… La cosa es que tanto fuego + la transformación tan bestia de la maternidad + todo lo que me pasó de niña + las hormonas… Vamos, que un poco más y me volvía loca. Así que, entre otras cosas, me puse a meditar como remedio necesario para salvarme, salvar mi familia y educar a un niño de forma respetuosa. Me propuse criar a mi hijo como me hubiera gustado crecer a mi… ¿A quién nunca? ¡Según como lo miréis, esta es otra parte de mi auto-exigencia a ser trabajada! Ya os hablaré de ello, si queréis.

La verdad es que la meditación y otras terapias espirituales y de auto-sanación ya forman parte de mi vida, así que os iré comentando cositas que me ayudan. Para empezar os aconsejo dos cosas: El app ZENdonde hay meditaciones en castellano, portugués e inglés y/o; si habláis portugués: el Instagram de @nobadialli;Noemi Badialli es una maestra extraordinaria si os gusta todo lo referente a contenidos de auto-sanación, co-creación de realidades, y de responsabilidad de tus experiencias. Os iré traduciendo parte de su contenido por aquí; ella es simplemente FANTÁSTICA; un regalo de mujer, una hada generosa y amorosa. Si queréis algún contenido en castellano, os recomiendo en Instagram @mujerholistica; de allí he sacado información que me salvó en momentos límites… ¿Ya os he dicho que soy intensa? ¡FUEGOOOOOOO! En inglés os recomiendo a @annaebrown7en Instagram y sus vídeos en Youtube. Para muchas mamis-chulas como nosotras, Instagram es una ventana al mundo, una mirada al mundo exterior; a mi me ha aliviado en muchas ocasiones del mundo del maternaje. Es que cuidar a un bebe 24 horas exige mucho de nosotras, ¿no creéis? Al menos de mi, sí. Una exigencia que sumada a la mía… En fin; a meditar, mamis-chulas; a meditar. 

También he medio mirado una película de tarde de la televisión. Con una historia facilona de estas que te permiten hace otras cosas mientras se mira la película ¿Quién ha dicho hiperactividad? 😉

Mientras os escribo este post, mi primero sobre maternidad y espero que el primero de miles, me estoy dando cuenta de algo. Mamis, cada palabra que escribo aquí, me quita quilos y quilos de peso que llevaba sobre mis hombros! Wow! ¡Qué solitaria puede llegar a ser la maternidad! Ya siento los beneficios de compartir con mis iguales: vosotras. Mamis-chulas de todas las partes de este nuestro genial planeta Tierra. La verdad es que todas somos una y ya me siento muy acogida por vosotras: Mujeres poderosas que creasteis y distéis la vida a un ser humano. Increíble experiencia, trascendental y transformadora. Tengo ganas de saber más de vosotras, porque yo, sólo soy una mami con menos de 7 meses de vida, aunque siento como si llevara en mis genes la experiencia de todas las madres del mundo… ¡La maternidad y sus contradicciones!

Esta semana realmente esta siendo llena de aprendizajes. Ayer fuimos a “La Fageda d’en Jordà”, en Olot, aquí en Catalunya. Si no conocéis este lugar, ¡os lo recomiendo muy muy mucho! 

ES GENIAL.


Valentí, Enric y Camila.

Os presento a mi bebé Valentí, mi pequeño-gran maestro; mi marido Enric, mi fan y animador numero 1 para la creación de este Blog y mi prima Camila. Hace un mes que Camila vino de Brasil a ayudarnos; es como una hermana, y gracias a ella, Enric y yo tenemos ayuda. Mamis-chulas, que necesario es que tengamos ayuda, una red de apoyo. Os hablaré de ello y de ¡cómo la soledad + el baby blues me fueron dramáticos! :,-)

Text alternatiu (Bloque)
Lugar Ideal para hacer fotos en familia.

Tienen lugares para hacer picnic. 
Se puede portear cómodamente, pero llevad zapatos más apropiados que los míos… 😀

“Saps on és la fageda d’en Jordà?
Si vas pels vols d’Olot, amunt del pla,
trobaràs un indret verd i profond
com mai cap més n’hagis trobat al món:
un verd com d’aigua endins, profond i clar;
el verd de la fageda d’en Jordà.
El caminant, quan entra en aquest lloc,
comença a caminar-hi a poc a poc;
compta els seus passos en la gran quietud:
s’atura, i no sent res, i està perdut.
Li agafa un dolç oblit de tot lo món
en el silenci d’aquell lloc profond,
i no pensa en sortir, o hi pensa en va:
és pres de la fageda d’en Jordà,
presoner del silenci i la verdor.
Oh companyia! Oh deslliurant presó!”

Poema de Joan Maragall sobre la Fageda d’en Jordà. 

Traducción encontrada en internet: 

“¿Sabes dónde está la Fageda d’en Jordà?
Si vas alrededor de Olot, arriba del plano,
encontrarás un lugar verde y profundo
como nunca más hayas encontrado en el mundo:
un verde como de agua adentro, profundo y claro;
el verde de la Fageda d’en Jordà.
El caminante, cuando entra en este lugar,
empieza a caminar poco a poco;
cuenta sus pasos en la gran quietud
se detiene, y no oye nada, y está perdido.
Le da un dulce olvido de todo el mundo
en el silencio de aquel lugar profundo,
y no piensa en salir o piensa en vano:
es tomado de la Fageda d’en Jordà,
prisionero del silencio y el verdor.
Oh compañía! Oh lirando cárcel!”

Aún siendo sábado, se puede disfrutar de mucha intimidad.



By Veri de Morais

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